El estilo minimalista tiene su origen en los años 60. Se trata de un movimiento del arte mínimo y geométrico en las artes visuales con una máxima tan sencilla y manida ya como complicada de poner en marcha con éxito: menos es más.
Esa máxima fue protagonista de titulares, salió de la boca de estilistas, de interioristas, artistas y de todo aquel que tuviera algo que ver con el mundo del diseño a finales de los 90. Y también a comienzos de la década del 2000.
El boom inmobiliario vino acompañado por un uso y un abuso del minimalismo. Para ser el colmo de la elegancia y parecer que uno estaba a la última en diseño, tenía que decorar su casa con estilo minimalista. Todo muy limpio, muy sobrio, muy recto, muy blanco, como mandaban los cánones de la arquitectura de mitad del siglo XX.
La fiebre del minimalismo dio paso a nuevos estilos decorativos en los que los amantes de los objetos y los muebles se sentían más cómodos. Elementos tan fríos como el mármol o el cemento y un número de objetos muy reducido en la casa hicieron que solo los realmente convencidos, los amantes de este estilo, se quedaran con él.
Sin embargo, estamos asistiendo a una reaparición del minimalismo, esta vez ligeramente reinventado, reinterpretado, como solo en el mundo de la decoración se sabe hacer.
El nuevo minimalismo ya no es tan mínimo, ni tan blanco, ni tan geométrico. A pesar de que hace uno años era prácticamente inconcebible encontrar en muebles y paredes otro color que no fuera el blanco, ahora eso es mucho más flexible.
La madera natural también ha adquirido un gran protagonismo en los muebles, así como las piezas retro, esas que son especiales, a las que se les da un protagonismo. El blanco sigue siendo esencial, no lo olvidemos, pero ahora este nuevo minimalismo admite otros colores.
Las piezas antiguas en barro o madera, así como los objetos rústicos cobran mucho valor cuando están aislados, fuera de otras distracciones. Ahora podemos decorar con plantas, con árboles de interior, incluso con alfombras de pelo.
Eso sí, la esencia es la esencia y la sobrecarga está reñida con el minimalismo clásico, y con este reinventado también.
A nosotros nos gusta. Admitimos que nos sentimos muy identificados con él y con sus formas, texturas y colores. Las fotos de este post te ayudarán a entenderlo mejor si es que aún no lo conoces, y estamos seguros de que te seducirá tanto como a nosotros.
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