¿Alguna vez te has planteado vivir dentro de un contenedor de mercancías? Sí, es posible que creas que es una idea muy alocada, que jamás te atreverías o que salir de la tradicional casa de ladrillos te cuesta mucho. Pero en realidad la idea no es tan descabellada.
Las vivienda modulares han adquirido un gran auge en los últimos tiempos. Y no solamente porque resultan mucho más baratas que una casa tradicional de cemento y ladrillo, si no porque se puede “jugar” más con ella, cambiándola de sitio y haciéndola a nuestro gusto en mucho menos tiempo que una casa de las de toda la vida.
Vivir en un contenedor, eso sí, es para valientes. Es una cuestión cultural, porque en absoluto tiene inconvenientes importantes.
Estas casas se pueden ampliar sobre la marcha, es decir, que si tenemos una necesidad puntual y el terreno suficiente, podemos añadir un módulo nuevo. Además, se pueden desmontar, reutilizar, reciclar en un abrir y cerrar de ojos.
Por un lado están las casas totalmente recicladas, las que fueron realmente un contenedor industrial con una finalidad muy diferente a la de albergar a alguien en su interior: fueron contenedores de mercancías que probablemente surcaron los mares dentro de un carguero transportando cualquier cosa. Suelen ser de aluminio y por dentro van reforzados con madera y fibra de vidrio en algunos casos. Para convertirlo en un lugar habitable hay que acondicionarlo por dentro y aislarlo. Sus medidas más o menos estándar suelen estar en los seis metros de largo por los tres de ancho.
Luego están los contenedores más o menos hechos a medida y dentro de un proceso industrializado. Son, sin duda alguna, lugares absolutamente sostenibles para vivir. Los periodos de entrega suelen ser muy cortos, comparados con los tiempos de construcción de una casa de ladrillo y, otra cosa muy importante: los presupuestos suelen ser cerrados, ya que lo que el cliente pide es lo que se fabrica, con lo que no cabe lugar a extras de última hora.
Curiosamente, es mucho más habitual ver contenedores habitados en zonas del norte de Europa que en España, a pesar de nuestro buen clima, pero a nosotros nos sigue fascinando esta forma de vida y recomendamos al menos, pensar en ella. Quién sabe, si logas verle los pros, te acabes dando cuenta de que vivir en un contenedor puede ser una gran elección.
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