Nos encantan las paredes de ladrillo visto. ¿No os lo habíamos contado nunca? Pues somos auténticos fans de los looks con paredes de ladrillo, específicamente en color blanco. Así que como nos encantan, vamos a intentar haceros adeptos y adictos también a este estilo decorativo que ha recorrido ya fronteras, casas grandes, pequeñas, lofts, pisos y viviendas unifamiliares. Es auténtica tendencia desde hace tiempo.
Este estilo nace del industrial, que tanto nos gusta también. Es una variante de la pared con ladrillo visto en rojo, típica de fábricas, factorías, garajes y naves industriales de hace años. Ahora lo vemos pintado de blanco. Bueno, lo cierto es que se puede pintar absolutamente de cualquier color que te guste, pero el blanco es nuestro preferido, el más elegante, vistoso y que va bien prácticamente con todo, especialmente con la madera.
La fiebre por el ladrillo visto en blanco ha llegado tan lejos que es capaz incluso de calmar las ganas de tener estas paredes para aquellos cuya casa tiene paredes lisas de yeso y el ladrillo está tapado. Sí, y sin necesidad de hacer obras, porque hay varias fórmulas para imitar este tipo de pared:
PAPEL PINTADO. Hay imitaciones perfectas de papel pintado a paredes de ladrillo visto, más o menos blancas y más o menos antiguas y porosas. El abanico de posibilidades es inmenso. Si no quieres empapelar toda una estancia, puedes hacerlo solo en una pared (la de detrás del sofá, por ejemplo) y dejar el resto de la habitación con su pared original.
PANELES ADHESIVOS: También existe la posibilidad de pegar paneles adhesivos sobre la pared de obra. Estos imitan muy bien el acabado de los ladrillos reales. Es algo más engorroso que el papel pintado porque los paneles son más pequeños y lleva más tiempo revestir una pared entera. Este sistema es algo más caro que el papel.
PAPEL CON TEXTURAS: Si deseas cubrir una superficie pequeña, es la opción ideal, aunque, eso sí, hay que ser metódico y preciso en los cortes. Se trata de un papel texturizado que tú tienes que cortar en rectángulos, imitando el tamaño de un ladrillo. Claro, hay que dejar pequeñas “juntas” entre un pedazo y otro para que el resultado sea creíble. Luego se pinta encima.
CORCHO: Es otra de las soluciones, aunque a nosotros no nos convence demasiado. Funciona de forma parecida a la anterior, pero el resultado no acaba de ser muy real.
PINTURA: Si, por el contrario, tienes la suerte de contar en tu casa con paredes de ladrillo, hay dos formas de pintarlas: con una sola capa de pintura blanca aguada para darle un aspecto evejecido a la pared o con varias para cubrir los ladrillos completamente. Puedes ir haciendo pruebas o combinar una pared completamente banca con otra más desgastada en la que incluso puedes dejar alguno de los ladrillos rojos sin pintar.
Bueno, ya tienes las claves, ahora utiliza la que mejor te venga y verás el estilo tan bonito que le das a tu casa. ¿Te atreves?
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¡Hasta el próximo post!