La moda de meter el hormigón fuera de casa no es nueva. Hace unos años empezamos a ver algunos suelos y encimeras de determinadas partes de las casas fabricados con hormigón pulido. Pero, de un tiempo a esta parte, el material se ha ido refinando cada vez más y ha empezado a colocarse en las paredes, los techos y cualquier rincón inimaginable de una vivienda.
El hormigón pasa por su mejor momento. Casi tan bueno como el que tuvo cuando se convirtió en el paradigma de la arquitectura comunista europea. Pero ahora ha pasado a meterse dentro de nuestros hogares como signo de modernidad.
Todo comenzó cuando el diseño industrial arrancó. De repente, fueron muchos los que se atrevieron a usar este material, que antes no tenía los acabados tan finos como ahora. El hormigón se comenzó a usar como tabique a media altura para separar ambientes o en una sola pared de las cuatro que tenía una estancia. Había quienes mantenían el suelo original de hormigón de las casas antiguas.
Ahora podemos ver hasta sillas hechas de hormigón para interiores. Y no solo eso: también lámparas, maceteros o bandejas de escritorio. El hormigón está de plena moda, en su mejor momento. Los niveles de acabado son tan buenos, que podemos tener suelos de hormigón que gracias a las capas protectoras que se aplican sobre él hacen que no se manche jamás (no hay que olvidar que se trata de un material muy poroso).
Colocado en paredes y techos no es necesario siquiera pintarlo. Es más, su aspecto envejecido es cada vez más codiciado. También está empezando a mezclarse con madera en los suelos, que combinan perfectamente. Y con lineas metálicas muy finas que, insertadas en el hormigón, pueden componer figuras preciosas.
Parece que el hormigón no tiene limite y que esta temporada empieza a ocupar casi cualquier rincón de una casa, desde banquetas hasta mesas.
Y es que este gris está de moda y, además, es un material muy barato. Así que, ¿por qué no introducir más hormigón en casa?
¡Feliz semana!