Cada vez se hace más imprescindible tener en casa un pequeño rincón de trabajo. Bueno… pequeño o grande, dependiendo de las necesidades que cada uno tenga. Pero hoy en día es raro no tener un portátil en casa y unas cuantas carpetas acumuladas donde guardar los papeles que necesitamos con más frecuencia en el día a día. Eso, como poco. Porque cada vez son más quienes trabajan desde casa y necesitan tener un espacio a modo de oficina.
Estos espacios de trabajo pueden estar ubicados en diferentes estancias de la casa. Si el inmueble tiene habitaciones suficientes, lo ideal es dedicar una de ellas exclusivamente a oficina para que sea independiente del resto de la casa y no haya ruidos ni molestias de ningún tipo. Sin embargo, lo más habitual en casas pequeñas es integrar un pequeño despacho en el salón, en el dormitorio o en un ensanche del pasillo principal. Hay muchas opciones, y todas ellas, para que no rompan con la armonía de la casa, deben estar integradas. Es importante tener armarios y estanterías cerradas cerca donde podamos guardar documentos y todo nuestro material de papelería para que no quede expuesto y no de sensación de desorden (ya se sabe que el despacho de uno siempre tiene papeles por medio).
Si el uso que vas a hacer de ese lugar no es muy continuado, siempre puedes colocar una mesa pequeñita, incluso un tablero pegado a la pared que tenga las dimensiones justas para poner encima un ordenador portátil.
Las posibilidades son infinitas y pueden resultar muy decorativas y complementarias a la decoración de la casa si conseguimos darles el estilo adecuado. Siempre haciendo que todo sea homogéneo y si, por ejemplo, colocamos el despacho en nuestro dormitorio, tratar de mantenerlo siempre bien ordenado y lo más apartado posible de la cama.
Aquí te dejamos varias fotos para que te inspires y puedas convertir tu casa en un espacio de trabajo donde disfrutes y te apetezca estar.